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¿Qué estoy haciendo?

Y no, no me refiero a lo que estoy haciendo con mi vida, esa es una crisis existencial en la que ya estoy trabajando con mi psicóloga.


Soy nueva en esto. La verdad es que no tengo gran idea de lo que estoy haciendo, pero sé que tengo varias metas que van hacia un propósito común, uno mucho más grande que yo. Por eso estoy aquí, haciendo todo lo que puedo.


Desde que comenzó el año, me he estado preguntando por qué decidí hacer esto, ¿qué estoy haciendo?, y entre diarios y notas viejas encontré el porqué, la respuesta. La idea inicial la tuve en el 2020; tengo desde entonces queriendo llevar a cabo este proyecto. Estaba cansada de ver a gente en redes sociales que no se parecía en nada a mí y tampoco sentía una aspiración por querer ser como ellas. Me cansé de ver lo mismo, de que no se ofreciera diversidad, pero sobre todo REALIDAD, porque cuando quería empezar no sabíamos lo que hoy: que mucho de ese contenido que consumimos es falso. También quería llenar ese espacio de comunicación vacío donde nadie se dirigía a mí directamente, porque, aunque hoy en día hay medios que lo alcanzan, como SOMOS la rama latina de Refinery29, no lo llenan. Porque, aunque está dirigida a latinxs, esta en ingles y esta mas que nada dirigido hacia la comunidad latina viviendo en Estados Unidos. Y yo vivo en México. Compartimos mucho, pero no es lo mismo, sigue habiendo diferencias.


Andrea parece Dora la Exploradora
Sí, sí parezco Dora la Exploradora

Después pensé en que ahora todos queremos hacernos famosos, tener mayor alcance. Digo "queremos" porque el día de hoy me incluyo. En el 2020, a manera de broma, dije que prefería tener un video en PornHub que un TikTok, y hoy me arrepiento. Aunque sé que el motivo por el cual busco tener mayor alcance es menos banal —porque con el alcance busco ayudar a comunidades y causas marginadas—, sigo siendo parte de ese grupo de gente que busca volverse "TikTok Famous". No lo he logrado, pero no quito el dedo del renglón.


La realidad es que las posibilidades de que el 100 % de la población que busca lucrar con redes sociales lo logre, es 100% imposible. Por esto es este proyecto: para mostrar que querer ser chef, maestra, trabajador del sector salud, arquitecto, ingeniera, tener tu propio negocio, también es increíble. Que utilizar las redes sociales pasa a segundo plano, como herramienta de trabajo, y no se vuelve toda tu personalidad. Y, sobre todo, para mostrar que nunca es tarde para empezar. Que las edades marcadas para cuando "debe" seguir el siguiente paso, lo que nos han enseñado como el camino correcto hacia la adultez, no es una regla tallada en piedra. Podemos empezar de nuevo a los 20, a los 30, a los 40, a los 50 o cuando queramos.


Y en los últimos meses, la idea original que tenía evolucionó en mi cabeza. Ya no solo era querer dar visibilidad a todas estas formas de vida, ya era algo más grande que eso. Ahora era hablar de otros temas: salud mental, educación sexual, violencia de género, todos esos temas considerados "progresivos" de los que poco se habla, esos que no te muestran a menos que tu algoritmo lo reconozca como un tema de interés, pero solo te lo muestra a ti porque a ti te interesa. La situación es que la desinformación o la falta de información puede tener resultados poco agradables. Desde cosas simples como una mujer que no conoce su anatomía y probablemente nunca ha tenido un orgasmo, hasta mujeres que no conocen sus derechos y viven bajo violencia, hombres que piensan que el aborto es un asesinato y creen que pueden decidir sobre el cuerpo de una mujer, o poblaciones que no conocen la cara de la depresión y piensan que todo está bien y no entienden cómo es que una persona decidió ya no estar, si "siempre estaba feliz".


Hablé con Linnet, mi psicóloga, acerca de este proyecto. No le di todos los detalles, pero me comentó que, cuando ella trabajaba en un programa contra la violencia de género, muchas mujeres se acercaban a ellos después de ver publicaciones y noticias en las redes sociales del programa. Y ese fue el pequeño empujón que necesitaba para convencerme de que la idea quizás era buena.


Pero ¿por qué yo? ¿Por qué hablar, escribir, publicar, dar mi opinión o decir lo que pienso si la realidad es que no siempre me ha llevado a nada bueno?
Andrea en el desfile de la Revoluciºn

Creo que es precisamente eso: que, a pesar de que no siempre me da un buen resultado, el silencio nunca ha sido opción. Y no es que vaya por la vida dando mi opinión nomás porque sí, pero hablo cuando es necesario hacerlo. Hablo porque me caga que las cosas que hacen los demás estén mal hasta que te toca a ti. Porque no queremos que nadie sepa nuestras penas, pero estamos siempre dispuestos a hablar mal de los demás. Porque soy una persona llena de imperfecciones, pero dentro de todas mis imperfecciones trato de mantenerme lo más real posible.


Y entiendo, entiendo que hay gente que simplemente no comenta o no opina porque no conoce del tema, pero ¿por qué no informarse? ¿Dónde quedaron todas esas personas hambrientas de saber?


Recientemente leí un libro. Se llama Hood Feminism, de Mikki Kendall. Lo compré por dos razones: me ganó la mercadotecnia de la página de Girlboss y amo leer e informarme. Pensé que el libro no resonaría del todo conmigo porque habla del feminismo desde la perspectiva de personas de color viviendo en Estados Unidos, pero mi intención era leerlo porque me gusta entender diferentes perspectivas y experiencias de vida. Me equivoqué. Pude identificarme con muchos aspectos.


No entraré mucho en detalle; este libro lo discutiré más adelante en otro post. Pero hay un párrafo en el libro que habla de una tía que es pro-vida, anti-LGBTQ+, que va a convivir con su sobrina, quien es pro-elección, pro-diversidad. Para mantener la paz en la cena, estos temas no se van a discutir.


No soy una persona complaciente, no voy a decir que nunca lo he sido porque mentiria, ha habido momentos en mi vida donde tuve que serlo para poder encajar porque si me he sentido con la necesidad de encajar pero al hacerlo sentía que me estaba vendiendo, sentía que perdía mi individualidad. Y en los últimos años me he callado mucho porque ca


Yo no soy, y nunca he sido, esa sobrina. A mí no me interesa tener paz en la cena de Navidad si afuera hay gente que tiene que seguir marchando por sus derechos.


Reconozco que este esfuerzo no va a llenar todos los espacios que faltan por llenar, pero, aunque lo que haga sea pequeño, quiero hacerlo.

Y esto es para la Andrea que, de niña, quería ser como su papá. Ese papá que siempre tenía una mano que extender y una historia que contar.

Una kindergardeana que no tenía idea de la vida que le esperaba.
Querida yo, te amo.

Si quieres conocer más sobre mi historia, puedes comprar mi libro haciendo clic abajo.

Parte de las ganancias se destinará a apoyar tratamientos de salud mental.


2 commentaires

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Invité
07 févr.
Noté 4 étoiles sur 5.

love u, recomienda mas libros

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Invité
06 févr.
Noté 5 étoiles sur 5.

te leo, y te apoyo.

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